33 aniversario de Masdeu Hogar

Imágenes que hablan por ellas solas. Una fiesta en Barcelona como dios manda es una fiesta con barbacoa, música en directo, césped, gente con estilismos espectaculares, tatuajes extremos, gente guapa.

Se respira un ambiente eléctrico. Hoy nos visita una nueva familia al tiempo que llegan los músicos. Este es el día a día de Masdeu, les contamos, mientras una trabajadora que empieza hoy se emociona porque es su primer día después de la baja de maternidad. Atendemos al Sr. Amador. Su padre está en el hospital. Decide quedarse a cenar porque ésta también es su casa. Carolina Desantis, la chica que desde la reforma lo documenta todo, ya en los preparativos de la fiesta está tomando fotos y saludando a sus entrevistados, que la adoran. Anna y Marc, los de comunicación, llegan tarde y casi se quedan sin comer. Anna tiene plan, la esperan en el Sónar, pero le apetecería quedarse un rato más y apura hasta el último momento bailando pasodobles.

Con el Sónar de telón, la fiesta no decae. Llega el momento mágico que no se distinguen residentes de trabajores, familiares, amigos o colaboradores.  Es el estilo Masdeu Hogar, lo inventamos nosotros hace ya 33 años.Como recordaba Montserrat, nuestra directora y guía, Joana, la primera propietaria de Masdeu, puso los cimientos de lo que es ahora, una residencia nada ajena a la realidad del barrio, de cada familia que ha confiado en nosotros.

Joana nos emociona a todos cuando cuenta que ella creó Masdeu sin esperar mucho  a cambio, solo un poco, pero que se le ha devuelto con creces. Algo que le supuso mucho esfuerzo y consagrar su vida al cuidado de la gente mayor. Algo que suena tan cursi como amor, aprecio y aprender de las personas día a día.

Enric, su hijo y actual propietario, escucha a su madre mientras controla que la fiesta no decaiga, que todo el mundo esté cómodo. Hoy hay familias enteras en el jardín, todos atentos a lo que nos cuentan Montserrat y Joana, que repasan la historia de la residencia, que es la historia de la Barcelona de la gent gran de Horta. Recuerdan como ha cambiado todo, como al principio el cuidado de las personas mayores era responsabilidad de la familias y que los servicios sociales apenas existían. Son testimonios del cambio de paradigma, de la dignificación de la vejez, del retorno del poder de decisión a nuestros mayores en un entorno digno y estimulante.